miércoles, 3 de enero de 2007

Imágenes




cas
.......ca
...........das
de
palabras describiendo lo imposible


tu sonrisa
que
cambia
mi mañana

l a b e r i n t o
de
miradas
escapistas
la bahía de tu piel
y el diamante
de mi lengua
que avanza
como mar,
que avanza
mientras

retrocedes.


NUEVAMENTEFENIX, ARGENTINO. Su blog aquí

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La imagen de Carqueja blog

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Sonaba un piano y whisky en la cerveza




Tiempo atrás, un café-bar, una librería
bajando unas escaleras de roble caduco.
El encanto de aquella pequeña librería
se alejó en el 97. Fue su época de la depresión.
Una fotografía de Man Ray, nunca olvidaré
aquella mujer desnuda inclinada
sobre sus muslos, blanco y negro,
a la que no se le apreciaba la cara,
distinción de mueca al encuentro
de una búsqueda, realidades bajo el vidrio
viajando sin billete de regreso ni retornos.
En la mesa, en la parte superior, cerca del piano,
donde me sentaba a escribir cada tarde,
a beber, a fumar, a observar, a escuchar
sin pretenderlo pero pretendiéndolo,
las conversaciones de la mesa cercana
-cuánto aprendí de aquellas chácharas-
decía, levantaba la cabeza de vez en cuando,
y miraba esa fotografía de Man Ray,
y trataba de imaginarme el rostro de esa mujer.
Me esforcé como el ratón por escapar
de la serpiente y ahora, transcurrida ya casi
una década, estoy convencido de que ella
sí me vio el rostro, todas y cada una
de las tardes, y que incluso leyó cuanto
escribí. Así que he decidido, una tarde
cualquiera, volveré y se lo preguntaré.
No contestará pero también puede llover.

ADOLFO MARCHENA, ESPAÑOL.
(extractado de Cuando aúlla el lobo en la estepa del mendigo)

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miércoles, 20 de diciembre de 2006

El hombre sin sueños



Antes me permitía tener muchos sueños. No era consciente del peligro, así que desde pequeño los iba recogiendo de las calles y guardándolos en un cajón a espera de que crecieran. No discriminaba: El sueño de ser médico cabía junto al de ser bombero, el de ser rico junto al de ser bohemio, el de pisar la luna con el de ser vulcanólogo. Así, al cabo de los años, tenía tantos sueños que extendidos podrían haber dado la vuelta al mundo. Pensé incluso en hacer un museo con ellos.

Ignoraba sin embargo los problemas que me iban acarreando en el día a día. En primer lugar, la falta de espacio. Por mucho que uno quiera y por poco espacio que parece que ocupan en un principio, si se tienen tantos sueños como tenía yo por entonces, habría hecho falta un palacio para poder vivir junto a ellos sin estrecheces. Y ese no era mi caso. En un principio dediqué una habitación entera para ellos, pero finalmente fueron colándose en mi dormitorio, en el salón y hasta en el plato de la ducha. Probé varias fórmulas de almacenamiento, pero al fin la que se declaró más sencilla fue reducir el mobiliario a lo imprescindible: Dos sillas, la cama, una mesa y dos cajas para el resto de mis cosas, lo que constituía un problema cuando venían visitas, ya que tropezaban continuamente y tenían que sentarse en el suelo.

Otro de los problemas, a la postre el que acabaría con mi trabajo y mis relaciones sociales, era la inoportuna costumbre de despertarme en plena noche con sus manías, como la del miedo a la oscuridad. Traté de enseñarles a dormir por ellos mismos, incluso les dejaba una luz encendida para que pudiesen conciliar el sueño. Pero fue inútil. Al final, terminaba levantándome en plena madrugada para acurrucarlos en mi regazo hasta el amanecer, cuando tenía que marcharme a trabajar. Tal eran sus llantos y lamentos implorándome compañía, que al final tuve que dejar mi empleo. Ni que decir tiene que poco después fue mi novia la que se enceló de ellos y me abandonó. Lloré algunos días, pero luego su ausencia se me reveló práctica y dejé de llorar.

Y es que crearon en mí una insaciable dependencia, tal que no era consciente de lo que sucedía a mi alrededor. Salía lo imprescindible de mi casa a comprar lo básico: Pan, leche, comida en lata. Y a la vuelta siempre volvía con algún otro sueño que me había encontrado malherido en la calle, desechado probablemente al amanecer por alguien harto de su quisquilloso existir, lo cual agravaba la convivencia. Eso sí, tenía momentos maravillosos junto a ellos: Los colocaba en la mesa, les rogaba que no se movieran y los observaba durante toda la tarde como un becario de ciencias, ojeroso y hambriento. Por desgracia, al tiempo tampoco pude dedicarme a estar con ellos en casa, pues una mañana el dueño del piso llegó un cerrajero y, sin derrochar palabras, me echó a la calle con mis sueños y mi desgracia. Acabé durmiendo en portales de casas abandonadas.

De día, pedía junto a ellos en alguna iglesia, o a la salida de un restaurante. Al anochecer, los recogía y los transportaba con grandes esfuerzos hasta algún rellano donde pasar otra noche sin fin-. Los viejos murmuraban al pasar a mi lado - pobre chico, todavía no ha comprendido nada –. Pero al poco el hambre el frío y la inanición se encargaron de enseñarme que todo se reducía ya a una mera cuestión de supervivencia: O mis sueños o yo.

La decisión la tomé un día en el que la lluvia calaba y los sueños dormían tiritando bajo mi abrigo. La tos me impedía respirar, y decidí liberarme de ellos, poner fin a aquella relación enfermiza. Los arrastré sin misericordia hasta un contenedor de basura y allí, a un lado, los dejé abandonados por si alguien los quería, a mí me traía sin cuidado ya su destino. Y me alejé con pasos rápidos tapándome los oídos para no escuchar su llanto, para no sucumbir de nuevo a la belleza de su azul brillante bajo la lluvia. Unos pasos después la intranquilidad me hizo volver para ver como estaban, y me quedé más tranquilo al ver que unos niños los habían descubierto y hacían acopio de lo que podían. No sabían de su peligro, de que algún día se arrepentirían como yo lo hice de recogerlos. Pero yo no hice por advertirles. Pensé que cada uno debe tener su tiempo para el error y además, bastante tenía yo con intentar recuperar mi vida.

Poco a poco me voy desenganchando. Procuro no leer más que los periódicos, no ver películas interesantes, no escuchar determinada música. Y si alguien me habla de sus sueños le ruego que se calle, que soy un enfermo rehabilitado y puedo volver a recaer. Está siendo duro. Aún me conmueve cuando los veo harapientos en las calles, buscando un nuevo protector. Pero les vuelvo la cara y me digo que no los necesito. Que quiero ser por fin un hombre sin sueños. Que quiero ser alguien como tú.

ÁNGEL CÉ, ESPAÑOL. Su blog: Deambulatorio

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La ilustración de Ángel Cé

viernes, 15 de diciembre de 2006

Microhistorias de los mellizos Bacigalupo



70-Mamá está nerviosa porque perdió las llaves de casa. Hubiera buscado en el cajón de nuestra mesa de luz.
69- Vamos al castillo inflado que está en la plaza. Entramos. Nos ponemos en la puerta. A cada uno que entra le ponemos una trabada. Nos sacan.
68- Hicimos un germinador. Pusimos un secante dentro de un vaso, algodón mojado y dos porotos. Esperamos. Aprendemos. Crecen solos, no hace falta mirar.
67-Necesitamos certificados odontológicos. Mamá nos lleva al dentista. Habla de varias cosas con él. Se lo da. Nos salvamos de ser revisados. Gracias mamá.
66-Día de la tradición. Vamos de gauchos. Bailamos pericón. Decimos relaciones sin acordarnos bien. Nadie hace de indio esta vez.
65-Llegamos dormidos a la escuela. Cuando despertamos, la maestra hace una pregunta sobre el descubrimiento de América. Qué habrá preguntado.
64-Queremos saber por qué tenemos solo una tía y un tío. Nos explican que los otros tíos no viven acá. Ellos se lo pierden.
63-Vamos a la costanera. Mamá y papá toman mate sentados en reposeras. No trajeron para nosotros. Nos obligan a jugar.
62-Nos gustan las manzanas verdes y el apio. Mi tía dice que somos raros.
61-Papá sigue de viaje. Se puede vivir sin él. Esperamos los regalos.
60-Papá viaja por trabajo a Buenos Aires. Dormimos con mamá, ella invitó. Bastante incómodo…
59-Mamá no se acuerda quien nació primero. Por suerte.
58-Uno de nosotros toma un colectivo en una cuadra. A la siguiente parada se baja. En la otra esquina sube el otro con la misma ropa. En la próxima parada se baja. Cuando nos encontramos, nos reímos de las caras que pusieron los pasajeros.
57-Con mi hermano pensamos que todos nacemos mellizos, quienes no lo son es porque han perdido a su hermano al nacer. Lo decimos. Nadie nos cree.
56-En la escuela, un compañero nos cuenta en detalle cómo se hace un pacto de sangre. Pide que probemos.
55-Nos quieren enseñar a dividir. No aprendemos.
54-Nos quedamos en casa de la abuela. No nos deja ver a los Power Ranger. Prefiere los noticieros, donde sí hay muertes.
53-Vamos a las termas. Mamá paga las entradas. Para la boletera todavía tenemos 6 años.
52-Un chico del barrio se agranda. Su primo hermano juega al fútbol en Primera. Nosotros también, pero del plural.
51-Vamos al supermercado. Nos perdemos. Quién se alejó ¿mamá o nosotros? Igual nos reta.
50-Cumplimos años. Hay fiesta. Somos varios. Nos hicieron una sola torta con dos velas con números. Las apagamos. El año que viene cumpliremos 99.
49-Nos enteramos que bi quiere decir dos. Nadie nos quiere explicar qué es bi-sexual.
48-Nuestro perro es inteligente. Duerme entre las dos camas.
47-Dicen que es raro que no tomemos mate. Con una sola bombilla no se puede.
46-Tenemos dos abuelas. Una para cada uno.
45-Es domingo. Papá y el tío miran fútbol. Mamá duerme. Es un día soleado. Peguntamos cuando iremos al parque. Después, dicen. Atardece. Preguntamos si mañana iremos. Pero mañana es lunes.
44-Vamos a misa. Nos tentamos. Mamá nos reta desde la parroquia hasta casa. Son varias cuadras.
43-La escuela nos lleva a una granja. Vemos como una gallina pone un huevo. Esperamos el otro.
42-Vamos a la peatonal. Nos compran remeras, solo si tienen dos iguales. Aprobamos.
41-Nos eligen para que pasemos ropa en un desfile de modas para un fin benéfico. Mamá se extraña, se preocupa. ¿Será que somos lindos?
40-Participamos de una competencia de barriletes. Perdemos feo. Discutimos acerca de quién debía sostener y quién correr. Igual, había poco viento.
39-Jugamos en el frente de casa. Vienen unas mujeres con aros y largos vestidos coloridos. Hablan raro. Nos ordenan que entremos. Parecían simpáticas.
38-La fruta del postre son arándanos. Se los regalaron a papá en el trabajo. Hay que comerlos, son caros.
37-En la escuela nos leen un cuento de un chico que tenía un amigo invisible. La maestra pregunta en el aula si alguien tiene o tuvo alguno. Nadie responde. Nos miramos, sonreímos.
36-Llega carnaval. Nos regalan dos disfraces: Uno de Batman, otro de Robin. No sabemos qué hacer.
35-Vamos a cenar a la casa de un compañero de trabajo de papá. Nos ve, dice que somos como dos gotas de agua. En la escuela nos explicaron que el agua potable es insípida, incolora e inodora. Cenamos. Comenta que hoy escuchó decir que si se rompiera la represa, la ciudad se inundaría en tres minutos. Nos cuesta apreciarlo.
34-Estamos sentados afuera, en la noche. Mamá ver caer una estrella. La señala, se alborota. No dice que pidamos un deseo. Pedimos dos.
33-Viene a casa un compañero de escuela. Llueve. Jugamos a las cartas. Quiere hacer pareja con uno de nosotros. Idiota.
32-Pedimos a papá una computadora. Una sola. Nos promete para Navidad. Llega Navidad. Dice que tal vez nuestra carta no llegó. ¿Sabrá que sabemos?
31-Muere el abuelo Juan. No somos invitados al velatorio. La abuela ni nos saluda.
30-Nos sacan una fotografía. Uno de nosotros sonríe, por las dudas.
29-Salimos de paseo. Nos compran un helado a cada uno. Algunas veces deseamos ser hijos únicos.
28-Acostados para dormir, un mosquito revolotea. No se decide a quién picar.
27-Nuestro tío nos pide que lo acompañemos. Debe hacer revisar su camión. Sube a la ruta. Unas mujeres de faldas cortas que están en la banquina lo saludan. El tío nos mira, se ríe. No sabemos de qué.
26-Mamá consiguió un trabajo. Una señora viene a cuidarnos. ¿Cobrará el doble? Nos portamos bien.
25-Nos regalan una pecera. Trae un lindo pez anaranjado. No nos dicen de quién es. Muere de hambre a los dos días.
24-Jugamos al duelo de piratas en el patio. Uno es tocado y cae. El otro entra a la casa llorando.
23-Estamos en la fila para tomar la primera comunión. Uno de nosotros la recibe, el segundo escucha que el sacerdote le dice: ya está.
22-Papá mira un partido de básquet, dice que ese sería un buen deporte para nosotros. Deja la lata de cerveza vacía en el piso. Uno de nosotros la recoge. Por algo se empieza.
21-Nos gusta la misma chica, no sabemos de quién gusta ella. Quizá de ninguno.
20-Día de la raza. Nos disfrazan de indios. Uno de nosotros se queja. Al otro le tocaron dos plumas. No importa. Nos matan en el primer acto.
19-Uno de nuestros vasos de plástico se rompe. Le borramos con un cuchillo el nombre al otro.
18-Pasa una señora con su hijito. Pide ropa o lo que tengamos. Nuestro perro no para de ladrarle. Mamá le entrega unas zapatillas, nos quedaban chicas, más dos camisas iguales. Salió ganando.
17-Nos acercamos a un partido de fútbol. Preguntamos si podemos entrar. Nos dicen que sí. Mi hermano va para un equipo y yo al otro. El dueño de la pelota se va.
16-Viene a casa el señor de una iglesia. Mamá lo escucha. Parece entusiasmada. Le deja dos revistas. Cuando se va, las tira al cesto.
15-Llegamos a la escuela y jugamos a patinar sobre las piedras de la entrada. La celadora nos ve. Nos manda al baño a limpiarnos. Lo hacemos. Cuando volvemos al aula, la maestra sigue con el dictado.
14-En la escuela nos entregan el boletín. Se equivocan, los intercambiamos. Daba lo mismo.
13-Estuvimos tirando piedras. Nos piden que antes de comer nos lavemos las manos. Nos lavamos una cada uno.
12-Nos invitan al cumpleaños de un compañero de clase. Vamos. Llevamos un solo regalo. Lo entregamos. Le escuchamos decir a la madre: qué miserables.
11-Salimos a vender naranjas. Llevamos cuatro docenas. Vendemos tres, la cuarta la regalamos. Estamos cansados.
10-Tenemos un solo perro. Pedimos otro. Nadie en casa quiere otro perro. Pedimos un hermano. Tampoco.
9-Somos tan parecidos que la gente cree que yo soy mi hermano y que mi hermano soy yo. A veces pienso lo mismo, mi hermano también.
8-Esperamos en vano el transporte escolar. Como es tarde, tomamos un ómnibus de línea. Se va llenando. No le cedemos el asiento a nadie. Una gorda, que quedó parada y de espalda, nos tira un pedo.
7-Anoche vimos una película de terror. Soñamos. Yo me salvo, mi hermano dijo que no.
6-Nos miramos al espejo. Somos cuatro.
5-Nos preguntan por qué siempre estamos juntos si no somos siameses. Nadie ve el hilo dorado que nos une.
4-La hija del remisero nos pide prestada la bicicleta. Se la prestamos. Solo por un rato, le decimos. Se pierde. Nos cuentan que al padre se lo llevó la Policía.
3-La tía Esperanza nos sirve un postre. Está horrible. Sin que ella lo advierta, se lo damos al perro. Tampoco lo quiere.
2-Vamos a la casa de un conocido escritor, modesta, como debe ser la casa de un escritor. Buscamos información. Son las tres de la tarde. Golpeamos. Vemos que se abre la mirilla de la puerta. Desde adentro nos dicen: déjense de romper las pelotas. Nos vamos.
1-Nos preguntan cuál es nuestro número favorito. Decimos el once. No, del uno al diez, corrigen. El dos. Obvio.

FERNANDO BELOTTINI, ARGENTINO. Su página aquí

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La imagen de Diana Blok

martes, 12 de diciembre de 2006

Monólogo insomne para salvar una utopía absurda


(Incluye soundtracks)

No cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor.

Juan Gabriel


Yo soy sed,
tú tensa agua.

Muchas veces yo sol,
tú terca agua.





Preámbulo hipnótico

Las sábanas temblaban como la primera vez y se corría el riesgo de encontrar bajo ellas un mundo raro. Ella me acompañaba en mi lúcido insomnio desde su espacio sin tiempo. Dormía profundamente. Las colillas de cigarro colmaban el cenicero y el resabio de la nicotina en mis labios que nunca había saboreado. El viento ingresaba disimuladamente por la indefensa ventana huérfana de cortinas. La luna era intensa; la noche, incorruptible y anónima y la ciudad se presentaba como una amenaza deslumbrante de neón.
Abandonando el tibio calor de la cama encendí la luz de la habitación. Caminé sigilosamente hacia la cocina. Cogí un vaso frío y lo empapé de agua y preguntas. ¿Porqué la utopía de este amor naufraga hoy impotentemente en el océano gris de la fatiga y la costumbre? Era como para preguntarse por todo lo que había sucedido incluso por esta entera sed. Con cada sorbo que ejecutaba recorría por mi cuerpo lentamente el argumento alevoso de nuestras cadenas. Encendí el mini componente y con bajo volumen.

Play: Alguna vez fue que planeamos / hacernos todo el daño / de una vez. / Dictando una sentencia desafiante / No existes, no existes. . . / La polaroid sobre la silla / brillante truco de apariencia. . .”

Empezaba volver a su cuerpo que yacía compacta e imperturbable, cobijada con la noche y la tibieza débil de las sábanas, tan distante de este vaso frío entre mis manos.

Tu presencia es mi pesadilla / No existes, no existes. . .”


Ocupaciones raras para combatir lo previsible

Los libros y las revistas amontonadas al pie de la cama lucían una tristeza inexplicable, tristeza oriunda de la noche anónima, huérfana e incorruptible. El lacónico viento decidió hojear sus páginas. Historias, profecías, desgarros vanguardistas, realidades (?), etc. Palabras calcinadas que se ocultan en sus hojas sensitivas. Tiempos de mármol retratados con tinta y pluma sabia. Borges podía ignorarme desde allá o podía alcanzarme con su prosa de ajedrez, con sus visiones babilónicas o podía enredarme con sus ficciones de realidad. No mejor no. Cortázar, tan sublime, podía morar perversa y célebremente en un articulillo literario. Sabía de su debilidad por lo alcanzable y por las irrecuperables tardes de mate. El mundo es tan conquistable y excluyente a la vez, como una sesión tardía de jazz. Cronopio es peligroso, peligrosísimo.

Moda, tips de belleza, horóscopos, actualidad, etc. ¡Baaaah! Para que aferrarme a esas palabras ociosas. Sin evadirme de la deuda vigente que tengo con la incertidumbre, Soda Stereo seguía explicándome la modernidad de este desahucio afectivo.

“Como un extraño tic nervioso / arrojo palabras / gestos contra la pared. . .”

Es mejor seguir mirándote, seguir bebiendo y matando esta sed. Es imposible calmar estas preguntas.

“Toda una noche embalsamados / porqué las mismas caras una y otra vez. . .”

El reloj apenas bostezaba con su lento tictac. 11:35 p.m. La noche empezaba o terminaba no lo sé.

“Temí por mi cerebro aprisionado / en una trama vulgar / quizás deba tomar una revancha / aún tenemos cuentas que saldar. . .”


La ciudad, la noche y la insomne utopía

El mundo allá a fuera. La ciudad allá afuera a merced de la noche es total e indomable. Pero no puedo salir de ti. Dormida eres un almacén nuclear de recuerdos y deseos. Acariciarte es mejor que entenderte o soportarte. Jadeas en tu profundidad ausente y cercana a la vez por que sabes que puedes socorrerme. Duermes y te aferras a nuestras sábanas blancas.

Jamás he podido intuir tu cuerpo en otra geografía quizá por que eres un paisaje inevitable en mi horizonte. Estás dormida pero aún puedes escuchar mis pensamientos a través de mis manos que te recorren. Mi aliento se trepa por tus cabellos negros. Ahora voy por tus consistentes piernas y regreso siempre por esa sonrisa hechicera cuando una vez desperdiciando mis pasos por el laberinto urbano de una noche otoñal te conocí. En una avenida fría e interminable entré a una cafetería. Encontré tu sonrisa de lámpara maravillosa y tus ojos intensos en un instante olvidado de ese laberinto. Te pedí un café entre el rumor callejero, el vocerío urbano de la noche y mi silencio subordinado. Te miré con inocencia inexplicable, con la inocencia absoluta de un espejo en una habitación oscura. Pudieron haber sido dos o tres cucharadas de azúcar, pero era mejor seguir mirándote, era mejor sentarme y olvidarme de los kilómetros transitados por mi soledad encabritada.

Es increíble la voz modulada de Gustavo Cerati (y compañía) y la letra asertiva de esta canción va capturando y apilando los fragmentos fermentados de esta utopía en receso.

La noche continúa. Las preguntas continúan. Tu cuerpo continúa.

Quizá fue mejor no acompañarte toda esa noche (maravillosa y maldita), fue mejor no esperarte hasta la salida de tu trabajo, quizá fue mejor no compartir en silencio el humo especulativo del cigarrillo, disgregándose en esa noche tan diferente a esta noche. Quizá fue mejor ni el beso de despedida.

Stop. Gustavo, Charly y Zeta en silencio. Empezar de nuevo: Sin sobresaltos (track 1), no mejor El rito (track 2).

“Soy un profanador / estoy desafiando al tiempo / ya ves mi trasgresión / es procurarte tenerte / El cielo entiende de mi obsesión / está llegando a un límite. . .”


El origen y apología de esta historia sinfín

Cuando todo hacía presagiar un inmenso olvido, el azar y los juegos indescifrables de la casualidad o de algún dios distraído; te volví a encontrar pero esta vez más disuelta, liviana pero completa. Entre el ruido armónico y un mar apabullante de luces multicolores tu cuerpo danzaba al compás de mi sorpresa y del encantamiento propio de otra noche distinta. La música y la noche eran parte de tu cuerpo. ¿Te acuerdas? Me acerqué a tu éxtasis - Hola Mariana soy Darío - te saludé. El sudor surcando tus sienes y tus mejillas, entre tus manos un exótico cuba libre. Ahora lo recuerdo mejor, fue la frescura de tu rostro inquieto, tu improvisada sonrisa, fueron tus labios de plata y aquella mirada revoltosa que destruían cualquier muralla emotiva que la noche o mi debilidad pudieran construir.

- Hola Darío, que alegría verte por acá. . .

Había que treparse a un pretexto sólido para permanecer en ese nuevo paraíso que tu cuerpo me invitaba pero se corría el riesgo de sufrir el castigo divino de tu sonrisa inquieta y misteriosa que rozaba con la intensidad de mis latidos. Podía quedarme atrapado en la sed de tu búsqueda insaciable que ahora sí me retiene por innombrables motivos en tus brazos y misterios de mujer intensa y laberíntica como la noche que hoy nos contiene. Esa bendita noche bailamos y charlamos hasta el cansancio.

¡Basta, basta de todo! ya nada puede rescatarnos, es inevitable nos llevamos el uno dentro del otro, como una condena milenaria en un paraíso perfecto.

Acumulamos tiempos, jadeos, noches, rabias, desencantos y mil perdones que hoy contiene excesivos presagios predecibles y numerosas preguntas en vilo.

Esta es sed inacabable. Vivimos trepados en la cornisa de nuestras razones y en el paraíso habitual de nuestras pasiones y delirios. Eso lo sabes tú, aún dormida y yo en vigilia.

“Sueles encontrarme en cualquier lugar / y ya lo sabes nada es casualidad / tu misteriosa forma me cautivará / pero a cada segundo estaré mas cerca, más, más. . .

Apenas te despiertas con una mirada tierna y con suave suspiro sonríes y regresas a la profundidad de tu ausencia nocturna.

Me canse de escuchar esta canción y es por que reconozco en ella el diagnóstico atroz de este amor metabolizado en un voluble y extraño hartazgo.

La noche empieza a disolverse. La ciudad intenta esconder sus trapos sucios. Mis párpados se hacen más pesados. Pero esta canción tiene un lugar irrenunciable en esta noche. Un espacio irreductible en tu sueño y en mi desvelo. Esta noche puede ser una cadena perpetua de todos los delirios que nos atan o la coartada perfecta para asumir muy concientes el riesgo que el amor también se empolva y se puede guardar sin remordimientos en el closet.


Vana disidencia

Quiero caminar, recorrer el lado desconocido del mundo, de la noche y de tu ausencia temporal y soluble. Ser el prófugo de esas costumbres heroicas que nos han convertido en amantes técnicos y funcionales con roles y horarios.

“Desafiando al rito, destruyendo mitos. . .” Stop.

Tengo innumerables pasos acumulados en esta habitación y en la noche un legajo de preguntas sin respuestas.

“Deslizaré mi puño por tu espalda / No existes, no existes. . .”

Resuena sin piedad en mi interior como una plegaria dark, pero prefiero seguir mirándote. Es indispensable.

Pienso: Un café en esta noche, no cambiarían las cosas, un cigarro, complicaría las cosas y un vaso de agua más me refrescaría la herida causada por esta duda lírica disfrazada de cotidianeidad. Sería mejor así aunque cada segundo de mi desvelo y de tu cuerpo constelado es una permanente propuesta para seguir explorándote en tus tropelías pero lamento advertirte que nuestro paraíso también tiene sus propios abismos y si no lo hice antes fue por que tal vez ambos fuimos víctimas o culpables de la frívola metodología del borrón y cuenta nueva.

Lejos de ti soy tan oportuno con la razón y eso me enardece me avergüenza y me odio a mis mismo por que saboreo con huraña paciencia o resignación la resaca de este vendaval nostálgico. Es inútil buscarle más adornos a ésta agónica noche.

Despierta, despierta Mariana. Tu cuerpo y tus caricias sigue siendo mi canción de cuna para poder conciliar el sueño y despertar (dentro de unas horas) a tu lado renovado y con ganas de botar al tacho de basura el aciago y certero teorema que un clavo saca a otro.

Aunque mañana será otro día, la noche será también distinta con crueldad distinta. Quizá la misma sed, las mismas revistas y libros amontonados al pie de la cama. Pero inevitablemente las mismas canciones que nos delatan y este monólogo insomne para salvar la utopía absurda de lo que intentamos ser en el vulnerable tiempo de nuestras propias soledades.

Buenas noches mi amor. Off.



SODA STEREO

Signos (1986)

Sin sobresaltos --------- Track 1

El rito -------------------- Track 2

No existes --------------- Track 4



PABLO PINEDO, PERÚ

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Imagen de Vanelsd